viernes, 27 de noviembre de 2020

LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE Y EL PAPEL DE LA MUJER





La esclerosis múltiple tiene tres veces más incidencia en mujeres que en hombres, como suele ocurrir en la mayoría de enfermedades de origen autoinmune.

 

En la actualidad la proporción es de 3:1, y en algunos países como Suecia incluso cinco más (5:1), cuando hace unas décadas el ratio era de 2:1.

No por ello la gravedad de los síntomas que produce la enfermedad es mayor en las mujeres. En general, parece ser que el deterioro es menor que en los hombres con el mismo tiempo de evolución e igual tipo de Esclerosis Múltiple.

 

¿Por qué la Esclerosis Múltiple afecta más a la mujer?

 

Las causas exactas no se conocen todavía, pero las hipótesis que se barajan son muchas. Descubrir el porqué es una de las áreas de investigación más importante de los últimos años.

Es probable que se deba a una mayor complejidad del sistema inmunitario en las mujeres, que interacciona más y es modulado por el sistema endocrino (hormonal) femenino.

Los niveles de hormonas sexuales femeninas (los estrógenos principalmente) juegan un papel clave. Parecen ser el motivo por el cual las mujeres son más propensas a la forma Remitente Recurrente de la EM, pero en cambio tienen menor riesgo de desarrollar la forma Primaria Progresiva o de presentar síntomas cognitivos durante la edad reproductiva.

 

Las mujeres con Esclerosis Múltiple no ven afectada su fertilidad y, en general, muestran menos síntomas y actividad de la enfermedad durante el embarazo. El riesgo de brotes disminuye, especialmente hacia el tercer trimestre. Sin embargo, es frecuente que haya una recaída tras el parto, aunque no suele afectar al curso de la enfermedad a largo plazo.

Por otro lado, algunos estudios indican un posible empeoramiento de los síntomas de la Esclerosis Múltiple durante la fase premenstrual. Ciertos tratamientos, como el interferón, pueden causar retrasos e irregularidades en la menstruación.

También se ha planteado que las mujeres que utilizan anticonceptivos orales acusan más fatiga durante el tiempo de descanso entre tomas.

 

Son necesarios más estudios con un mayor número de mujeres para confirmar todas estas observaciones, pero todo apunta a que las hormonas pueden desempeñar un doble papel: predisponer a la enfermedad en primera instancia, pero una vez ésta ya se ha desarrollado, actuar también como neuroprotector. Es por ello que actualmente se están llevando a cabo una serie de ensayos clínicos para evaluar la eficacia del tratamiento hormonal en el control de la enfermedad.

 

La diferencia de cómo influyen los factores genéticos y ambientales en la enfermedad en función del género podría ser otra de las explicaciones de la mayor incidencia de la EM en mujeres que en hombres.

Por el momento no se han descrito diferencias genéticas entre ambos sexos, pero podría haber variaciones en la forma de expresar los diferentes genes involucrados en la Esclerosis Múltiple.



La EM es una enfermedad que cursa de forma muy variada, su forma más frecuente es en brotes o esclerosis múltiple recidivante (EMR), que afecta aproximadamente al 85% de los y las pacientes con esclerosis múltiple. Los síntomas variarán dependiendo de la parte del sistema nervioso en el que aparezca la lesión. En todo caso, fatiga, síntomas sensitivos y falta de equilibrio, suelen ser los principales síntomas, aunque también puede provocar dolor, alteraciones cognitivas, dificultades del habla, temblor, etc., de manera menos frecuente.





Las mujeres con discapacidad sufren una doble discriminación: Por razón de género y por la propia discapacidad.

Según el último informe del Observatorio sobre discapacidad y mercado de trabajo, en España, las mujeres con discapacidad presentan un 38,9 % menos de actividad, un 32,3 % menos de tasa de empleo y un 7,6 % más de paro que las mujeres sin discapacidad. También el salario anual de las mujeres con discapacidad es un 15,5 % menor.

Además de desventajas económicas y profesionales, las mujeres con discapacidad también sufren más violencia de género.

La última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer define 6 tipos de violencia de género, y la prevalencia de todas ellas siempre es más elevada entre las mujeres con discapacidad, presentando hasta un 8,2 % más de violencia física y/o sexual, un 8,8 % más de violencia psicológica emocional y un 7,3 % más de violencia económica.

¡Recuerda! Las mujeres con discapacidad también exigen la igualdad de derechos y oportunidades para todas las mujeres.


La última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, realizada por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género y el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ha evaluado la violencia de género en la mujer con discapacidad.

Según la macroencuesta, hay 6 tipos de violencia de género: física, sexual, psicológica de control, psicológica emocional, miedo y económica.

En violencia de género, un 16,1% de las mujeres con discapacidad sufren violencia física severa por parte de alguna pareja o expareja en algún momento de su vida frente al 10% de las mujeres sin discapacidad.

Ninguna mujer debería ser víctima de ningún tipo de violencia de género.






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